La disfución temporomandibular (DTM) es un conjunto de alteraciones de la articulación temporomandibular y de las estructuras que la rodean. Con frecuencia son causa de cefalea, dolor facial y limitación de la apertura bucal.

El sistema masticatorio se compone de los dientes, la articulación de la mandíbula y los músculos de la masticación; los tres trabajan en conjunto para el logro de una adecuada masticación. El equilibrio de éste sistema es delicado, si alguno de sus elementos presenta un mal funcionamiento, los otros dos se adaptan para compensar el déficit. Si no son capaces de adaptarse al déficit, se origina la DTM.

El modo en que encajan los dientes suele ser el responsable de la adaptación a la DTM, una mala oclusión dentaria puede forzar a la articulación a desplazarse inadecuadamente para poder masticar y que los dientes rechinen durante la noche (bruxismo)

El dolor de cabeza y cara suele ser crónico, se desencadena al abrir o cerrar la boca como al masticar, hablar o lavarse los dientes.

La articulación temporomandibular puede ser afectada por enfermedades inflamatorias, reumáticas, traumáticas, infecciosas, congénitas, del desarrollo o neoplásicas.

La disfunción de la articulación temporomandibular es un síndrome doloroso caracterizado por compromiso de la articulación temporomandibular, los músculos de la masticación y las estructuras asociadas. Los síntomas que acompañan al síndrome son dolor, movilidad mandibular disminuida y crepitación en la articulación temporomandibular.

La ATM se clasifica en 1).- Trastornos Musculares 2).- Alteraciones del complejo cóndilo-disco, y 3).- Luxación Mandibular

La etiología de la DTM es multidimensional, hay factores biomecánicos, neuromusculares, biopsicosociales y neurobiológicos, que influyen en su predisposición, iniciación y agravamiento.

La ansiedad, la depresión y el estrés se consideran elementos comunes en el desarrollo de la DTM, ya que propician una hiperactividad funcional en los músculos de la masticación (maceteros y temporales) que producen sobrecarga funcional que inician con bruxismo (rechinido nocturno de dientes) con disminución de las caras oclusales de las arcadas dentales por espasmos de los músculos masticadores. Lo anterior provoca disminución interarticular con compresión entre el cóndilo y la cavidad glenoidea, con aparición de dolor e inflamación del disco y espasmo del músculo pterigoideo externo, que evita su desplazamiento anteroposterior en los movimientos de apertura y cierre mandibular durante la masticación.

El tratamiento de la DTM se basa en guardas, medicamentos; antiflamatorios, relajantes musculares y analgésicos, infiltraciones de dexametasona o de toxina botulínica y terapia física a base de láser de alta frecuencia, radiofrecuencia y ejercicios suaves de estiramiento y relajación de la mandíbula.

CASO CLINICO

Paciente femenino de 31 años d edad, con antecedentes de padecer artritis reumatoide juvenil desde los 12 años de edad y espondilitis anquilosante diagnosticada 3 meses antes, con la mayor afectación a articulaciones temporomandibulares con dolor, disminución de la apertura bucal y dificultad para hablar, comer y lavarse los dientes.

A la exploración física inicial presenta dolor en articulaciones temporomandibulares, con una apertura bucal de 2 cm.

Fue manejada con 10 sesiones de terapia física a base de láser de mediana intensidad por 10 minutos en articulaciones temporomandibulares, estiramientos y ejercicios de relajación y de apertura bucal. Se aplicaron 300 u de toxina botulínica Abobotulinumtoxin A, repartidas proporcionalmente en músculos maceteros y temporales en forma bilateral.

Una semana después de la aplicación de toxina botulínica se logró una apertura bucal de 4.4 cm y disminución del dolor de 10 (escala visual analógica) a 2.

Fig. 1 Antes de la aplicación de toxina botulínica

 

Fig. 2 Una semana después de aplicación de toxina botulínica.

Comentario

Además del manejo tradicional de la disfunción temporomandibular con medicamentos relajantes, antinflamatorios, analgésicos y uso de guardas; existen las terapias de alta tecnología como láser de alta frecuencia y radiofrecuencia, combinadas con ejercicios de estiramientos y relajación a músculos masticadores maceteros y temporales. Todo ello reforzado con la aplicación de toxina botulínica que tiene una doble acción al relajar los músculos contracturados, por una parte, y por otro lado inhibir las sustancias mediadoras del dolor como la sustancia P. Con este manejo combinado, es más rápida la evolución, disminuyendo el dolor y aumentando la apertura bucal.

 

Bibliografía

1.- Aragón, MC; Aragón, F; Torres, LM. Trastornos de la articulación temporo-mandibular. Rev. Soc. Esp. Dolor. España 2005.

2.- Larena-Avellaneda Mesa, José. Compromiso articular temporomaxilar. Revista Mexicana de odontología clínica. 2008.

3.-Okeson, Jeffrey P; de Leeuw, Reny. Differential Diagnosis of Temporomandibular Disorders and Other Orofacial Pain Disorders. Dent Clin N Am 2013.

4.-Schiffman, Eric: Ohrbach, Richard. Diagnostic Criteria for Temporomandibular Disorders. J. Oral Facial Pain Headache. 2014.

5.- U.S Departament of Health and Human Services: Natinal Institutes of Health. TMJ Disorders. March 2010.