Como especialista en rehabilitación neurológica infantil con enfoque de desarrollo, desde hace varios años, me he apoyado en la aplicación de toxina botulínica para el manejo de los pacientes con lesiones cerebrales con riesgo de secuelas. A continuación expongo algunas de esas experiencias.
El desarrollo psicomotor sigue pautas establecidas genéticamente, que deben ser respetadas para apoyar el desarrollo psicomotor de niños en riesgo de retraso. Los hitos del desarrollo mas importantes son el reflejo de la deglución, equilibrio de cuello, de tronco, pararse y caminar, desde el punto de vista motor fino, encontramos al uso de las manos y en el lenguaje, la articulación de las primeras palabras. Todas las fases del desarrollo se encuentran interconectadas y una fase apoya a la siguiente, o si no se han logrado las conductas, obstaculiza a la fase siguiente.
Por ejemplo, hay niños que presentan espasticidad en el cuello que produce desviaciones en flexión, extensión, flexión lateral o rotaciones; podemos alinear el cuello por medio de ortesis y ejercicios, pero si nos auxiliamos de toxina botulínica como elemento complementario, mas pronto obtendremos resultados en cuanto a equilibrio y alineación de cuello. A su vez, el cuello alineado es indispensable para que el niño logre un adecuado reflejo de la deglución, además de un desarrollo del lenguaje y del uso de las manos. Cuando no se tiene buen reflejo de la deglución el niño tiene sialorrea y cuando es muy abundante es recomendable infiltrar las glándulas salivales con toxina botulínica para apoyar el desarrollo, equilibrio de cuello y lenguaje.
Si el niño tiene tendencia al opistótonos por hipertonía del tronco o bien presenta escoliosis, es mas rápida su recuperación si además del manejo con ejercicios empleamos la toxina botulínica para equilibrar sus fuerzas musculares. Una vez obtenido el equilibrio de tronco y alineada la columna vertebral le será mas fácil poder avanzar en el uso de sus manos.
Con frecuencia el uso de las funciones básicas de mano se encuentra limitado por la contractura en flexión de muñecas y dedos, captura del pulgar y contractura en pronación. Le ahorraremos a nuestro paciente mucho tiempo si combinamos la terapia física, terapia ocupacional, ejercicios y férulas, con la aplicación de toxina botulínica.
Es muy importante el cuidado de la cadera en los niños con daño cerebral con espasticidad debido a que tiende a luxarse y a establecer cadenas espásticas patológicas con la columna, rodillas y pies, de tal manera, que en cuanto detectemos contractura de psoas, aductores y rotadores internos, deberemos implementar medidas de rehabilitación para evitar su luxación como son estiramientos, cuñas abductoras y la aplicación de toxina botulínica.
Las rodillas son las articulaciones que por la posición de sentado, fácilmente se contracturan en flexión por la espasticidad y con frecuencia repercuten en el deficiente equilibrio de tronco y mal apoyo en la posición de pie y la marcha. Especial atención nos merece cuando existe una co-contracción de extensores y flexores de rodilla, ya que el paciente mantiene las rodillas extendidas y tiene incapacidad para sentarse. Cuando interviene la espasticidad de rectos anteriores, ocasionan la elevación y desviación de las rotulas, que si no realizamos un buen tratamiento, termina por luxarse. Lo mas común es extender la rodilla con ejercicios, férulas y toxina botulínica a los músculos isquiotibiales y el recto anterior cuando se encuentra espástico y hay riesgo de luxación de rótula.
Finalmente, no se puede tener una marcha si los músculos soleo y gemelos están espásticos, ya que obligan al paciente a tener un apoyo en equino, que es además de dolorosa, poco funcional. Un niño que durante su crecimiento mantiene la espasticidad de sóleo y gemelos, presenta una disarmonía entre el crecimiento óseo y el muscular, mecanismo que acentúa la deformación en equino. Desde etapas tempranas se deben relajar los músculos flexores plantares del tobillo con ejercicios de estiramiento, fortalecimiento, férulas y toxina botulínica.
Como conclusión podemos decir que el uso de la toxina botulínica como coadyuvante en la prevención de secuelas neurológicas, asociada a programas de terapia física, terapia ocupacional, ortesis y apoyo psicopedagógico, ha sido un parteaguas que acelera los procesos de reincorporación a las actividades cotidianas y mejora la calidad de vida de pacientes y familiares.
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